Cordova, el tesoro escondido de Alaska, se encuentra en el extremo sureste del estrecho Prince William en el Golfo de Alaska. Es una parte única de Alaska y sin duda vale la pena explorarla. Aquí el bosque ocupa solo una franja muy estrecha entre el océano y la zona alpina helada.
Aunque es inaccesible por carretera pavimentada, se puede llegar a Cordova mediante un servicio diario de avión desde Seattle o Anchorage y por la Alaska Marine Highway.
El servicio de ferry a Cordova se ofrece cuatro días a la semana en el verano desde las cercanas Whittier o Valdez. A medida que viaje a través del Prince William Sound, estate atento a la abundancia de vida silvestre y los flujos de hielo de los glaciares cercanos.
Al llegar a Cordova podremos observar cómo los pescadores comerciales recogen sus capturas, y se equipan para explorar una aventura de pesca deportiva. Si realizas esta aventura a mediados de julio, en el Festival de Salmón Silvestre de Copper River podrás disfrutar de una festividad de fin de semana con música en vivo, salmón salvaje, artes y artesanías.
Pero este tesoro de Alaska conserva la vista de Glaciares más accesible. El glaciar Sheridan se encuentra tan solo a una corta caminata, a través de un bosque de abeto y cicuta, en un acceso a la autopista Copper River, muy cerca de Cordova.
Luego de este corto recorrido de 7 km por un camino empedrado rodeado de flores silvestres, tendrás una vista imponente de la cara helada de los glaciares Sheridan y Sherman. Camina a través de la morrena y te encontrarás parado sobre el hielo antiguo de este majestuoso glaciar, de topografía cambiante, de lagos glaciares, y cuevas de cristal azul.